Hablar o resaltar la parte gastronomía de un país es un trabajo bastante complejo. Este nuevo viaje por los placeres de la cocina internacional me lleva en esta ocasión directo a la capital chilena, Santiago de Chile.
Chile es bastante reconocida por su gastronomía. La comida chilena es producto de la combinación de las culturas nativas y las costumbres españolas a través de los años. Se destaca por su variado sabor y color; acompañada de bebidas alcohólicas como el vino y el pisco. Pero en esta ocasión no hablare de los tradicionales Pasteles de Choclo ni de la Paila Marinara eso lo haré en otra ocasión, ahora más bien me dirijo a la región metropolitana de Santiago específicamente a la Av. Isidora Goyenechea 3141. Esta Avenida tiene una gracia notable para Santiago: en ella las grandes oficinas conviven con edificios habitacionales, de matrimonios con niños, nanas y abuelos con perros de todas las razas. Además, es uno de los barrios con más extranjeros por metro cuadrado, lo que le da al entorno un cierto aire internacional. Precisamente este carácter cautivó a los creadores del Restaurante Tiramisú un gran atractivo de Italia en la capital chilena. Parece un local más, pero en su interior las expectativas son mayores.
La primera sensación poderosa al llegar allí es la visual, les aseguro que el Tiramisú es uno de esos lugares difíciles de describir, porque es uno de esos restaurantes que hay que vivirlos y sentir el sabor de todos sus platos para que me puedan entender. Seguidamente viene la fascinación enigmática del subconsciente que te va guiando con las imágenes de sus pinturas romanas y griegas en las paredes, la decoración y su iluminación tenue. Sus comedores construidos en madera hacen de este restaurante un lugar muy acogedor y presenta extraordinarias terrazas hacia la avenida, que culminan con el acierto arquitectónico y gastronómico. Y luego lo mas importante de todo, el olor de los ingredientes de la pizza, el tomate, orégano, la harina y la sensación de calor que proviene de sus hornos WAOOOO!!!.... realmente una experiencia que hay que vivirla.
El Restaurante Tiramisu se destaca por ser la opción que entrega al público en la especialidad, la verdadera pizza a la piedra de Italia y con la verdadera mozzarella y el auténtico queso mascarpone, sin exagerar cuentan con una variedad de mas de 40’s pizzas diferentes en su menú al cual también le agregan unas cuantas variedades de Fugazas (una pizza donde la reina es la cebolla) y Las Piadinas, en la cual la masa se dobla cual taco mexicano. Otros platos destacados en son sus calzones, focaccias, brochetas y las exquisitas ensaladas. La apuesta principal de sus dueños se centra en una pizza de tamaño único 32 centímetros, que en sus diversos nombres e ingredientes, logra un sabor y textura que los hace únicos.
Este lugar ha ganado fama y hay que enfatizar que no ha sido al éxito empresarial, sino por su calidad y buen trato con los comensales. El creador y dueño del Tiramisu es conocido como el Focho Lama, un emprendedor que sostiene que la clave del éxito esta en entender el negocio desde las sensaciones y la pasión. Y LES ASEGURO QUE SE SIENTE LA PASION ALLI EN CADA COMIDA. En Julio de 2001, el Focho Lama creo el Tiramisu. El proyecto fue planteado como un restaurante de diseño potente, que se destacase por un estilo diferenciador, pero democrático, donde sobre todo la gente pudiese llegar a consumir buena pizza.
Cuando fui por primera vez a este restaurante estaba en una dieta muy estricta recuerdo que fue en el año 2006 y miraba a todos mis amigos devorar todos aquellos manjares tan exquisitos que habían en la mesa. Las entradas son esplendidas por no decir sublimes, allí probé por primera vez las brochetas de camarones HAYYYY señores HAYYYY…. Que me perdone santa dieta, pero debo admitir que me porte bien, yo pedí una capresa que a simple vista paresia algo normal, pero aquel olor de tomate fresco y la mozzarella que se diluía de solo llevarlo a la boca no tiene explicación alguna. QUE DELICIA….
Luego volvimos en varias ocasiones a Santiago de Chile y claro era una obligación la visita al Restaurante Tiramisu, pero este año (2009) a nuestro regreso a la capital chilena, no podíamos dejar de pensar en el avión de aquel maravilloso restaurante y no veíamos la hora de llegar a degustar una vez más todas las delicias que allí existen. En esta ocasión nos tocaron unos días un poco frió en Santiago, pero eso no nos impediría volver a Tiramisu.
Fuimos un grupo, todos conciente de lo grande de las pizzas que hacen allí, pedimos tres diferentes tipos, una Capricciosa (mozzarella, champiñones y jamón cocido) otra All’Arrabiata (mozzarella, tomate seco y aceite de ají) y por ultimo Quattro Formaggi (Mozzarella, roquefort, provolone y parmesano). HAYYYY DE QUE ME HABIA PERDIDO EN AQUELLA PRIMERA OCACION. Jesús santísima. Ahora mi paladar sabía porque ese restaurante era uno de los mejores lugares para comer de la capital chilena. Y para remate de todas esas pizzas pedimos entradas, pedimos las ya acostumbradas brochetas de camarones que fueron las verdaderas culpables de que estuviéramos allí.
Pero la cosa no termina allí, porque enzima de todo eso yo, dígase José Jhan Rodríguez Cruz, serie 56 del Rió del Jaya ósea San Francisco de Macorís, pedí para mi solo una Piadine Romagnole de Pollo Avacado (pollo, palta, cubierta con tomate y albahaca) era obvio el cocote que le tenia a la comida de aquel lugar y de no poderla comer en mis vistas anteriores quería devorar en esta ocasión todo lo que me pusieran en frente ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja....
Mientras esperábamos nuestros exquisitos manjares pedimos una ronda del tradicional Pisco Sour un coctel preparado con pisco, jugo de limón, alcohol y con diversos agregados. Y de inmediato llego el momento de las Brochetas de Camarones BUENOOOO!!!.... Si es como dice Juanes en su disco “Que la vida es un ratito” aquí yo me pude dar cuenta de esa frase ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja… parecía un niño comiendo, con los dedos todos sucios los vegetales cayéndome en la ropa y aquel Italian Dressing y ese sabor WAOOOO…. Que experiencia. Lo bueno del Tiramisu es que sus preparaciones no se quedan en las tradicionales elaboraciones que abundan en las comidas rápidas, aquí se atreven con combinaciones nuevas, en donde los aceites aliñados son pieza fundamental.
Sin embargo, lo más obvio y casi un pecado mortal en el restaurante es la carta de postre. Aquí es en donde los personal training, las dietas, las clases de spinning o las de body fit pasan a un segundo plano ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja y se abren los paladares para comer todas aquellas delicateses de dulces que ofrecen. Pueden deleitarse con una copa de helado bañada en café o una copa de helado de dulce de leche u un helado de limón y por supuesto haciéndole honor a su nombre, son famosos por tener el mejor tiramisú de la ciudad.
Sus creadores apostaron por una propuesta que se mantiene en el tiempo y supera las modas a través de una estética ecléctica que genera constante diferenciación de otros restaurantes en Chile. Vale la pena ir aunque sea una sola vez, a pesar de que les aseguro que quedaran impregnados de aquel restaurante, ya sea por su ambiente acogedor, familiar o por su atención personalizada hasta de los propios dueños como la señora Jessie Lama una señora muy simpática y amable o de su gerente el señor Francisco Pérez personas que hacen que todo sea perfecto, creo que esa es la clave que los distingue, a parte de su calidad indiscutible en la comida.
Este lugar partió como una pequeña trattoría, pero la popularidad de sus pizzas a la piedra lo ha hecho evolucionar hasta convertirse en uno de los restaurantes más concurridos de La Avenida Isidora Goyenechea. Pizzas a la piedra pueda haber muchas, pero comer la verdadera pizza italiana en Santiago de Chile es fácil de encontrarla en Tiramisu. La apuesta fue ganada por señor Focho Lama, valió la pena. Hasta nuestro próximo encuentro por los placeres culinarios del mundo. Ciaoooo hasta nuestro próximo bocado….
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