Sunday, December 28, 2008

La vida gourmet no es amiga del hambre!!!...

Saludos queridos lectores este es el primer articulo que escribo para la revista “Hosteleria News”. Estos articulos estaran saliendo en la revista de publicacion vimensual y por supuesto estaran editados en una version mas corta que en la edicion editada. Lo que estare narrandoles son mis insidencias, aventuras gastronimicas, jocosidades, vivencias de los viajes que tengo el placer de hacer al rededor del mundo por mi trabajo con el catautor dominicano Juan Luis Guerra.

Para esta primera ocacion les hablare de los sabores nordicos, espesificamente de Estocolmo, Suecia. En muchos de mis viajes a la vedad que me doy la mejor de la vida cuando tengo frente a mis ojos la parte gastronimica WAOOOOOO.....como me encanta comer en todos lados (eso si cuando estoy en Santo Domingo, nada de eso, solo tuna y ensalada ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja) la cosa es que uno de mis pasatiempos favoritos (a parte de mis visitas a los centros comerciales ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja) son los restaurantes. Y sobre todo los de comidas tipicas, esos me encantan y uno se encuentra con una serie de nombres rarisimos y sabores unicos.

En viaje de trabajo en esta maravillosa ciudad, tuvimos algunos dias libres y uno de esos dias decidimos salir a turistiar y conocer un poco mas de Estocolmo. Decidimos irnos directos al centro de Estocolmo, al precioso bulevar Strandvägen, a la vera del muelle del lago Nybroviken. (Les cuento que Estocolmo es en realidad un montón de islas unidas por puentes, es como tener tres o cuatro zonas orientales ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja) ya en el centro teníamos todas las tiendas (QUE PELIGRO) y zona histórica muy a mano, el puerto justo enfrente, caminando a dos minutos - donde se cogen barquitos que te dan una vueltecita por las islas - y la zona de bares muy cerca también, caminando a diez minutos hacia arriba (eso por lo menos decía en sentido del mapa que teníamos ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja) pero además estábamos con dos amigos locales con los cuales no nos perderíamos.

Hicimos una parada en el Kungliga Slottet en español Palacio real (que guilla’o yo soy, ahora hablo sueco ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja) este se encuentra en la isla Gamla Stan, la parte antigua de la ciudad y de la que actualmente se puede visitar algunas áreas del Palacio que funcionan como museo. Ese día tuvimos suerte, pues era la hora del cambio de guardias (que según dicen es una de las mayores atracciones de este país ¡GRACIAS! Pues no le encontré ningún sentido a eso con el permiso de los suecos Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja) no les niego que no me pude aguantar reír y tuve que retirarme para hacerlo. De todos modos o en el mejor de los casos, es un espectáculo simpático y curioso de ver. Un excelente aperitivo de cara al plato fuerte. Y a propósito de entrada y platos, el hambre ya estaba manifestándose en ese preciso momento en mi estomago el cual camuflajeva con la risa y con tanta caminata (casi dos horas de ver edificios y guardias). Ya estaba bueno de eso, ya yo no estaba en belleza y tuve que gritar que teníamos que ir a comer AHORA MISMO!!!...

Como éramos un grupo y como suele suceder, nadie sabia que comer. Yo lo que se es que tenia un hambre tan, pero tan grande, que comía lo primero que decidieran comer (decisión de la que me arrepentí mas tarde) porque seguimos caminado por el bulevar Strandvägen, a la vera del muelle entrando de un restaurante a otro restaurante y resulta que ya la cocina estaban cerrada en todos los locales que entrábamos y eso que existe en Estocolmo un restaurante casi en todas las esquinas. Ya eran las 3:30 de la tarde y en busca de ese plato de comida cruzamos la avenida Strandvagen y vimos aquel lugar maravilloso llamado Hotel Diplomat (que dicho sea de paso no nos estábamos quedando en ese hotel) y preguntaron Carlos y Rodrigo (los guías locales y empresarios artisticos del concierto de Juan Luis en Estocolmo) si el restaurante estaba abierto a lo que respondió un señor “Si claro, pueden pasar, ¿cuantas personas serian?” (TODO ESO EN SUECO) y yo con una cuerda por el hambre que tenia y no entendía nada, yo pensé que estaba serrado porque me iba a desmayar enfrente del hotel. LO JURO!!!...

La cosa es que pasamos al restaurante, no entramos allí por gusto sino porque no nos quedó otro remedio. El restaurante llamado Vassa Eggen es un inevitable punto de encuentro, en el que podrá disfrutar de una fenomenal atmósfera al tiempo que se deleita con una deliciosa cocina sueca y europea, además puede disfrutar de una atractiva combinación de elegancia tradicional y moderna, y tiene lo mejor del mundo un excelente servicio. Vassa Eggen, abrió sus puertas en el año 1999 y sus dueños Christian Olsson y Kristofer Sand Stron han trasformado este restaurante en un lugar de moda por su comida vanguardistas.

YO CON TODAS ESTAS REFERENCIAS PENSÉ “WAOOO, AQUÍ SE VA A COMER BUENÍSIMO". La cosa es que estábamos en un restaurante GOURMET, ya me imaginaba las porciones que vendrían en esos platos gigantes y yo con aquella hambre. Y no es que no me guste el arte culinario que hacen algunos cocineros de grandes restaurantes y que hacen unas comidas innombrables, que por otro lado las ves insignificantes en un plato de diseño y te preguntas ¿será el aperitivo? y que va que es el segundo plato. Y luego te vuelves a preguntar ¿cómo se come eso? o mejor aun ¿eso se come? No es que sea mi intención entrar en las cuestiones filológicas, etimológicas y lingüísticas de la palabra gourmet. Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

Llego el momento de pedir y como el menú estaba en sueco le pregunte a nuestros guías y amigos locales que era cada cosa, al final les dije que tenia mucha hambre y que me gustaría algo con harina algún tipo de Sándwich con algo mas. Ellos le dijeron a la chica que tomaba la orden (y que dicho sea de paso era bellísima y muy amable) lo que quería y ella me recomendó un sándwich con salmón ahumado y ensalada. Hasta hay íbamos bien.

Unos 15 minutos después y unas copas de cava que pidieron en la mesa se acercaba nuestra comida ¡POR FIN, YA PODRIA COMER MI PRIMERA COMIDA NORDICA! Como me lo imaginaba, la presentación del plato era bellísima y tenía dudas de si comerlo o hacerle una foto para recordarlo y si encima me la firma el chef.


MUY BONITO TODO pero y entonces, todo lo que había en el plato salmón, dos tostadas, medio limón acompañado de lechuga sin aderezó, y no sabiendo como empezar a comerme aquello la chica que nos atendía me preguntaba en ingles con su acento sueco “All this good”. Debo admitir que valoro algunos restaurantes porque sé el trabajo que cuesta hacer estos platos, me gusta mucho probar nuevos platos que nada tiene que ver con lo que estoy acostumbrado, el caso es que disfruto cuando estoy en un restaurante donde el trato es exquisito y la comida tiene su funcionalidad. Estaba muy rico, pero les juro que solo mastique 5 veces y ya se me acabo todo. Como esperaba quede con más hambre.

Claro yo no dije nada y pensé que cuando saliera de allí me pararía en el primer puesto de comida rápida que encontrara. Gracias a Papa Dios fuimos afortunados y Carlos y Rodrigo nos invitaron porque arriba de todo eso una cuenta grandisima ¿fue cara? Si, cada cosa tiene su precio ¿es injusto? si, pero como tantas otras cosas ¿no? cada uno escoge en que gastarse su dinerillo yo prefiero gastármelo en unos jeans ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. Si yo hubiera pagado yo creo que el remordimiento me hubiera durado varios años ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.

Valió la pena por la experiencia, y la pasamos bien ese dia de turismo, aunque, no lo valía aquel plato. Me encanta la comida gourmet y servida con protocolo. No considero que sea mala suerte ni nada, es que siempre la pasó mal en los restaurantes gourmet, me doy cuenta de que este tipo de cosas, nunca le pasan a otro. A pesar que desde mi perspectiva, siempre he sido partidario de que la calidad prima sobre la cantidad. Y la calidad suele tener un precio, aunque todo es relativo.

De verdad que la gente paga un dineral por comer tan poca cosa (LITERALMENTE) por muy bien hechas y por mucha decoración del chef. Gracias a Dios, decidieron irse para el hotel luego del almuerzo y yo salí corriendo a una avenida comercial llena de restaurantes a dos cuadras del hotel, aunque no lo crean termine en un carrito en la calle comiéndome un delicioso y rico hot dog sueco.

Si ser gourmet esta de moda yo no entrare nunca a esa inquietud constante para que pasar hambre sea excepcional.

2 comments:

Anonymous said...

jajaja, en esa tienes 100 % la razon...aveces las personas por etiqueta pues... pasan un poco de hambre...por eso es k la gente rica se mantiene...yo prefiero como tu...mi MCDONLADS..PARA PA PA PA!!,ME ENCANTA!!

Anonymous said...

bien bien, todo bien pero si vas a escribir para una revista lo menos que podrías hacer es mejorar tu ortografía!!!